Ramen Kagura brota por todo Madrid
Ramen Kagura de un tiempo a esta parte vuelve a ser un fenómeno. Ya no es sólo el fenómeno de ese pequeño local en Ópera que puso el ramen en Madrid en el candelero y frente al cual se montaban tremendas y diarias colas. Ahora vuelve a dar que hablar porque brota por diferentes zonas de la región, se expande y llega a más gente. Más gente va a poder disfrutar de uno de los mejores ramen en Madrid sin tener que hacer cola.

La aventura española del fundador de Kagura, Keigo Onoda, se materializó en 2009 con la apertura de ese local que puso el ramen en Madrid entre las opciones más originales, en su momento, para cenar en Madrid. No hay más que ver que el boom llegó esta variedad de comida japonesa. Ahora llevan unos meses en expansión. Primero se atrevieron a salir de la capital y abrieron local en Getafe. Después en Boadilla del Monte. Más tarde regresaron a la capital abriendo en Chueca, Atocha, el Barrio del Pilar y Avenida de América. Ahora salen a los barrios, maravillosa noticia, abriendo un local en Moratalaz. Aquí tienes las direcciones de todos.
Ramen Kagura en Moratalaz
El ramen en Madrid sale del cierto elistismo y postureo del centro y, por ejemplo, ahora también se puede disfrutar en un barrio de la periferia como es Moratalaz. Y nos hemos pasado a probar qué tal porque es una buena nueva que había que disfrutar. Para ver también si con este brote la calidad de su ramen se mantenía.




Respuesta rápida: se mantiene. El ramen de (los) Kagura sigue siendo una delicia. Lo probamos con uno de los clásicos de su carta, el Tonkotsu miso. Un generoso cuenco con 200 gramos de caldo de cerdo, fideos, chashu, medio huevo pochado, naruto y verduras que por 8,60 euros es perfecto. Con su ligerito toque picante nada abrumador pero sí muy adictivo. Además, unas Gyozas de pollo y verduras a la plancha. Bien y ricas. Siempre buen acompañamiento.




La visita al Ramen Kagura de Moratalaz (por cierto, en la Avenida del Doctor García Tapia 155) fue deliciosa también por el ambiente y por el servicio. El local es bastante generoso en su interior, y tiene la suerte de poder tener unas 6 u 8 mesas para cuatro personas en su exterior. Mesas de terraza muy cotizadas por las tardes. El servicio es de lo más atento que me he encontrado últimamente. Majísimos y ayudando mucho. Tienen servicio de take away, que no dudo que usaré.



