La Retasca, taberna castiza en Ibiza
De La Retasca la primera vez que escuché hablar fue, cómo no, por TikTok. Alguien recomendaba su tortilla, poco cuajada y rica. Decían. Después mi hermano me habló de ella: la gilda era interesante y, sí, la tortilla estaba muy buena. Más tarde acabé pasando por allí, buscando un sitio del que salir de la rutina en un periodo de visitas a planta en el Gregorio Marañón.

La Retasca está en la calle Ibiza 38, y tiene terraza en el bulevar. El local de La Retasca pretende mantener el espíritu de taberna castiza de toda la vida. Pero siempre se les acaban poniendo los prefijos neo y retro. Neo porque en realidad todavía son jóvenes: llegaron en 2019. Retro porque derrocha ese aire vintage que quieres recrear en estos años los de hace 6 o 7 décadas. Antes de entrar en la comida destacar que el servicio es amable y atento a unos niveles casi exagerados. De esos de por favor, menos amabilidad. Esto es bueno.

Lo que se come en La Retasca
En La Retasca tiene una carta sencilla, informal y tradicional. Es decir, que te encuentras platos y productos que derrochan nostalgia, que te suenan a toda la vida: tortilla, croquetas, ensaladilla, pepitos, torreznos, carrillera, alcachofas, gildas, calamares, boquerones, oreja, chistorra… Todo muy pensado para compartir. Vaya, lo que le explicas que sirven en una tasca a alguien que no sabe lo que es una tasca.


La Tortilla Capel (12 euros) es una de las estrellas de La Retasca. Es una tortilla de esas poco hechas. Pero bien hechas, porque es de esas que se mueven en el filo entre hechas y líquidas. Es una tortilla jugosa y bastante rica. No descartes pedir pan para mojar y dejar el plato (tipo duralex, claro) bien limpio.


En esta visita no estábamos ni de aperitivo, ni de tardeo, ni de picoteo casual. Queríamos comer algo más. ¿Por qué no pedir entonces algo más «serio»? En la carta encontraréis un apartado que se llama Con las manos. Ahí tenéis un par de bocadillos que disfrutar. El primero es el Llámalo Mixto (12 euros). Aquí le dan una vueltita al concepto del sandwich mixto para servirnos un mollete con lomo ibérico, queso manchego, bacon y huevo frito. Aunque el huevo frito no me flipó, el manchego fundido lo compensaba.


El otro bocadillo para comer con las manos es el Don Pepe (15 euros). Un señor Pepito. De nuevo un paso más allá en una idea de las de toda la vida: pan+carne+queso+pimiento. Esa fórmula aquí es pan mollete de nuevo, solomillo de buey muy rico y suave, queso havarti y pimiento verde frito.