Grosso Napoletano, pizzas con sabor a la tradición
Hay un sitio italiano detrás de El Corte Inglés de Goya que hace unas pizzas espectaculares. A un chivatazo así es imposible no hacerle caso. Rastreando un poco das con que ese restaurante se llama Grosso Napoletano, tienen un gran horno de leña, y se dedican a hacer pizzas fieles al arte del pizzaiolo napolitano, reconocido en el Patrimonio Inmaterial de la Humanidad de la UNESCO por su tradición y su popularidad en la cultura italiana. Un arte gracias al cual Grosso Napolitano cocina desde sus dos locales (Hermosilla 85 y Santa Engracia 48) unas pizzas que en mi humilde opinión están entre las mejores de Madrid.

Descubre el Grosso Napoletano
Visitamos su local de Hermosilla, obviamos los antipasti y pasamos al plato principal. Os pongo en situación: tres personas de buen comer decidimos pedirnos cuatro pizzas. Nos vinimos arriba, pero la idea resultó ser un triunfo. Sus pizzas son grandes y generosas, pero nada pesadas. Una pizza por persona es comida suficiente para un día normal, pero un poquito más no te pesará. Masa es fina en el centro y jugosa en los bordes. Tan fina en el centro que comerla con las manos es un poco complicado (puede que nuestro pero). Si hay confianza, ataca. Si el evento es más formal: cuchillo y tenedor.




Esta tradición napolitana de crear un buena masa artesana no sería nada sin unos ingredientes de calidad. En Grosso Napoletano el tomate San Marzano y la mozzarella Campana son claves. Esa combinación es la piedra en la que se apoyan pizzas como la homónima Grosso (10,90 euros), buque insignia de la carta con su mezcla de rúcula, prosciutto di Parma, lascas de parmesano y tomates cherry. La Cantábrica (10,90 euros) también usa el tomate San Marzano pero no la mozzarella para combinarlo con anchoas del Cantábrico (claro), aceitunas, ajo blanco de Ufita y tomates cherry. Si no te gustan las anchoas no te la recomiendo. Pero si te gustan, te llegará al corazón.




También decidimos probar una pizza blanca. La Leone (9,90 euros) usa una base de provola affumicata y mozzarella. Sobre ella combinan longaniza napoletana y cebolla morada. No es sencillo hacer algo tan rico. Por último decidimos probar la Calzone (9,90 euros). Esta especialidad rellena la pizza de mozarrella, tomate, salame piccante, ricotta y pimienta negra. No podéis dejar de pedirla porque es espectacular. Para acompañar, Grosso Napoletano tiene una amplia carta de cervezas, con artesanas de aquí y de Italia.




No te pierdas los postres
Y sí, a pesar de este festín decidimos que había que tomar postre. Empecemos por el Albero Da Zia Lucy (3,90 euros), una crema de nata helada, polvo de galleta y su «magia artesana» para un postre del que querrás más. Lo querrás para el resto de tus días. También decidimos probar su Tiramisú Matcha (4,50 euros) con mascarpone, chocolate blanco y té japones. Está muy bueno, pero es que el Albero eclipsa todo lo que puedas probar en ese momento. Nos quedamos con ganas de probar la pizza de nutella. Pero ya sabéis que siempre hay que tener una excusa para volver a sitios así.




El servicio del Grosso Napolitano es joven y jovial, y también es atento y rápido. Cuando entras al local y ves tanta gente en su cocina a la vista te sorprendes. Pero es que esta maquinaria del pizzaiuolo bien hecho no para de crear para el local y para los encargos a domicilio. Gracias a eso, cuando te toman nota, te encuentras con que a los pocos minutos ya tienes servida tu pizza. Esto tiene una parte mala en que puede llegar a agobiar, sobre todo si haces un pedido como el nuestro.
Los precios no son prohibitivos: 59 euros por 4 pizzas, dos postres y 3 cervezas artesanas. El local es de diseño moderno, íntimo aunque con un poco de ruido. Mesas de todo tipo: pequeñas, grandes para grupos, largas, altas para los que tienen más prisa.
Si quieres conocer las pizzas de Grosso Napoletano, lo mejor es que reserves.