El Jardín Secreto, un restaurante cuidado al detalle
El Jardín Secreto (Calle Conde Duque 2) era uno de esos restaurantes que tenía apuntados en mi lista de lugares donde ir desde hace mucho tiempo y por fin lo he cumplido. El Jardín Secreto entró en esa lista por haber recibido muy buenas críticas del lugar y por haber visto desde sus ventanas la espectacular decoración del sitio. Y es que la decoración es sin duda uno de los puntos fuertes de El Jardín Secreto: paredes llenas de frases y objetos, la barra repleta de detalles, el techo, las mesas. Todo intenta que te sientas realmente como en un jardín mientras disfrutas de la comida.

Hablando de la comida, que es lo importante también salí contento. Yo probé el pavo y mi novia el ciervo, dos de los platos más llamativos. Además, nos pedimos un plato de patés para compartir de entrante. Los platos eran bastante grandes, por lo que casi el entrante nos sobró. Todo estaba muy rico, en mi opinión, el pavo mejor que el ciervo, pero esto ya es gusto personal. De postre nos pedimos un brownie de varios sabores y con varios helados. El postre también tenía un tamaño descomunal, ¡menos mal que lo compartimos para dos!
Aparte de la comida, la carta de El Jardín Secreto tiene una amplia oferta de café, tés y chocolates. De hecho me pareció que el Jardín Secreto era una muy buena elección para merendar, tomar un café o simplemente un postre. Por último, también tenemos copas y cócteles para redondear la cena.
En cuanto al precio, es más barato de lo que parece cuando entras. Nuestra cena con entrante, dos platos, postre y 4 cervezas fueron unos 40 euros. Tengo que decir, que el postre es sin duda para compartir por el tamaño y los platos principales son bastante grandes, por lo que el entrante se puede eliminar. Así, la cena os puede quedar por poco más de 30 euros para dos.
Al ser un sitio no muy grande y con bastante fama, hay que reservar si quieres tener sitio.