Columna de opinión

Calma y ébola

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Habemus ébola en Madrid. Todos lo sabéis. Ahora, ¿me voy a contagiar en el Metro? ¿Si toso es ébola? ¿Si mi médico me da una receta puede estar matándome de forma silenciosa?

Calma, señores. Vayamos paso por paso.

¿Me voy a contagiar en el Metro?

El miedo a los hacinamientos en lugares públicos suele venir de la mala ventilación. El virus del ébola no se transmite por aire. Se transmite por contacto íntimo con secreciones de pacientes infectados (heces, saliva, semen, orina) o con material infectado. O sea, si os encanta manosear las barandillas de los sitios públicos, lavaos las manos. La prevención es la mejor protección. Actividades como compartir jeringuillas, juras de sangre, sexo sin protección o coprofagia pues sí, son contagiosas.

Toso, ¿es ébola?

Los primeros síntomas son fiebre de aparición súbita, debilidad intensa, dolores musculares, de cabeza y de garganta. Más tarde aparecen vómitos, diarrea, erupciones cutáneas, disfunción de los riñones y del hígado y, en algunos casos, hemorragias internas y externas.

Hay que ser realista, ¿realmente has tenido contacto con algún posible contagiado? De todos los profesionales los más expuestos son los sanitarios. Así que si solo toses, tómate un caramelo.

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¿Y cómo puedo saberlo?

La única manera de salir de dudas es diagnosticarlo mediante pruebas de laboratorio. El periodo de incubación (tiempo que pasa entre la infección y el desarrollo de los síntomas) es de entre 2 y 21 días. Antes de empezar con síntomas la persona no es infecciosa. Esto deja un periodo dudoso entre el inicio del cuadro clínico y el diagnóstico (y ruedas de prensa de ministros).

¿Es mi médico un asesino en potencia?

Todo el personal sanitario interpone medidas entre él y el paciente para proteger a ambas partes. Los sanitarios conocemos las enfermedades y vivimos como hipocondriacos lavándonos las manos y poniéndonos guantes por doquier. Es lo mínimo que podemos hacer. En caso de duda si vas a la consulta y te va a explorar, pídele amablemente que se lave las manos.

¿Y el cocinero del bar turbio de la esquina?

En caso de que este escupa, orine, defeque o eyacule sí, esas croquetas te pueden matar. Pero ya me extrañaría. La tasa de mortalidad ronda el 90%.

¿Tiene tratamiento?

A día de hoy se ponen tratamientos de soporte, es decir, evitar que el paciente fallezca de las complicaciones, aparte del consabido aislamiento para evitar propagaciones. No tiene cura directa ni vacuna, aunque se ha probado suerte con nuevos fármacos (como el controvertido ZMapp).

En cualquier caso, mozos y mozas, usad la cabeza y protegeos, lavaos las manos y no hagáis cosas que no haría vuestra madre.

Madrid, 07 de octubre de 2014.